Los adolescentes están expuestos a contraer infecciones de transmisión sexual (ITS), frecuentemente relacionadas con elementos como la ignorancia, la falsa creencia de ser invulnerables o simplemente por aventurarse a probar lo desconocido.

Algunos de los agentes infecciosos que producen este tipo de enfermedades son: la chlamydia, el gonococo, el treponema, la tricomona, el herpes, el virus de papiloma humano o VPH, el virus de hepatitis B y el virus de inmunodeficiencia humana o VIH, entre otros. Así, se conocen enfermedades como la gonorrea, la sífilis, el herpes genital, las verrugas genitales y el VIH/SIDA.

Los síntomas son ocultados frecuentemente por vergüenza, por poca comunicación con los padres, por falta de información, o por miedo al tratamiento. Si no se acude a tiempo al especialista, la infección progresa, puede ser transmitida a la pareja y empeorar la situación de ambos.

Se recomienda a las adolescentes que consulten al ginecólogo al inicio de la actividad sexual, para que sigan su control anual. Conjuntamente con el especialista se tomarán las decisiones adecuadas para la prevención y la salud sexual y reproductiva.

Síntomas como ardor para orinar, dolor durante el acto sexual, la presencia de flujo vaginal, dolor abdominal en las mujeres y dolor escrotal en los hombres, secreción por el meato urinario o inflamación; y para ambos, la aparición de verrugas o úlceras genitales, son motivo de consulta inmediata.