“La mejor escuela queda cerca de la casa o del trabajo de los padres”.

La disposición para la escuela depende de factores biológicos, sociales y culturales, los cuales influyen en la familia y el niño que entra a la guardería.

Se recomienda que los niños sean estimulados desde pequeños con lectura de cuentos, viendo imágenes, cantando canciones y jugando con algunos materiales seguros que les permitan desarrollar sus habilidades de lenguaje y motoras. También se debe limitar el tiempo ante el televisor, ya que le resta a las actividades anteriores.

Se debe estimular el comportamiento autónomo, la curiosidad, la creatividad y el sentido de independencia en la medida que van creciendo y acostumbrando al colegio. Esto debe realizarse durante unas horas del día en que no va a estar protegido por sus padres y en compañía de niños de su edad. Es el momento para socializar en un ambiente distinto al familiar.

No es recomendable retrasar la entrada a la escuela por razones que no tengan peso o por excusas como: “el niño no se acostumbra”. En principio, son pocos los niños que se quedan tranquilos y sin llorar el primer día de clases. Los maestros saben evaluar cada caso y aconsejan a las familias sobre tiempos de espera para la adaptación final.

Los padres deben asegurarse de que el niño vea y escuche bien, esto es ratificado con el control regular con el pediatra. El retraso del lenguaje a veces está relacionado con la conducta de no esperar que el niño diga con sus palabras lo que necesita, sino que se le responde inmediatamente al lenguaje de señas.

No existe un estándar para evaluar las condiciones de un preescolar a su entrada a la escuela, lo que si se sabe es que el aprendizaje a esa edad debe ser divertido y asociado al juego.