En caso de presentar algún tipo de quemaduras, sobre todo si son ocasionadas por fuego directo o por objetos calientes, se debe enfriar la zona afectada dejándola bajo agua fría. Lo que no se debe hacer es colocar tomate, cebolla o harina porque al hacerlo sobre la piel quemada, se puede profundizar aún más la herida.

Dependiendo de la edad del afectado, ya sea menor de dos años o mayor de sesenta, la quemadura se considera especialmente grave independientemente de su profundidad o extensión.

En pediatría, es importante tener en cuenta el maltrato infantil, que se puede manifestar a través de pequeñas quemaduras con cigarros y fósforos, y se debe observar si van aumentando progresivamente las lesiones.

El tratamiento general para las quemaduras consiste en lavar el área afectada con agua y jabón, mantenerla fría si es menor de tres centímetros y desbridarla -limpiar tejido dañado- si es mayor. También se debe aplicar sulfadiazina de plata; un medicamento fácil de conseguir y que se utiliza para este tipo de lesiones. Finalmente, el lesionado debe mantenerse hidratado, sobre todo si posee grandes quemaduras -por encima de 20% de superficie corporal afectada.

Antes de tratar las quemaduras, lo principal es tratar de no quemarse, es decir la prevención: que los niños no estén cerca de la cocina, utilizar las hornillas posteriores y si van a emplear las anteriores, evitar que los mangos de los sartenes estén hacia el pasillo.

Una vez que sucede el accidente, se debe acudir al médico, seguir sus instrucciones y mantener al paciente tranquilo con un analgésico no esteroideo como Ketoprofeno y, cuando es un accidente doméstico, hacer las curas tal y como son indicadas por el médico.