A partir de los dos años de edad el niño está listo para ir controlando sus esfínteres. Este proceso puede llevarse entre uno y tres años.

Primero se controla el esfínter anal ("pupú") y luego el vesical ("pipi"). El niño comienza a avisar que se hizo en el pañal, con movimientos y sonidos de alarma o incomodidad, o cuando sabe decirlo. En una segunda fase, aprende a aguantar y dar chance para avisar, hasta que controla y le da tiempo de ir al baño con la asistencia del adulto, bien sea uno de sus padres o quien lo cuide en ese momento.

Es entonces cuando se procede a sentarlo en una vasenilla o en una poceta adaptada para niños. Se les hacer ver qué está ocurriendo y se les explica que ese es el lugar apropiado para ir al baño. Se recomienda sentar al niño un poco antes de la hora en que evacúa, si ya tiene un horario regular, para que se vaya entrenando.

En cuanto al control del esfínter vesical, se sugiere dejar al niño sin pañal durante el día, por algún tiempo, bajo el cuidado de un adulto. De esta forma se puede lograr que él mismo se dé cuenta de cuándo orina para que le dé chance de avisar antes de ir al baño. El control del esfínter vesical durante la noche es el último que se alcanza, por lo que se recomienda dejar al niño con el pañal hasta que en las mañanas se encuentre seco al despertarse e invitarlo inmediatamente a ir al baño cuando se levanta de la cama.