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Chatarra contra la salud

Dra. Olga Figueroa de Quintero

La comida chatarra es aquella que sólo aporta calorías vacías, sin nutrientes. También puede llamarse comida rápida, ya que se despacha dentro de los tres minutos de ordenada y se consume en 20 minutos o menos. Este tipo de comida se empezó a consumir en los Estados Unidos en la década de 1950, llega a Venezuela en 1970 y a partir de los años 80 se expande a todo el país.

Los cambios en el estilo de vida del mundo moderno y urbano han hecho que estas opciones de comida, por su aparente practicidad, hayan logrado gran aceptación a nivel mundial. Las más conocidas son las franquicias, las cuales ofrecen atractivos factores adicionales para niños y padres como son: parques, juguetes y seguridad.

La composición de la comida chatarra está caracterizada por el exceso de calorías, grasas saturadas y sal, mientras que carece de vitaminas, minerales y fibra. Tan sólo un combo de hamburguesa con queso, papas fritas y refresco cubre el 46% de las calorías que le corresponden a un adulto al día.

En la oferta de comida rápida también encontramos las ventas ambulantes, donde se ofrece diversidad de alimentos proclives a ser mal manipulados y contaminados, lo que podría producir enfermedades como diarrea o incluso hepatitis.

La obesidad, el aumento de los niveles de colesterol y triglicéridos, las enfermedades cardio-vasculares, la hipertensión arterial, el estreñimiento, la falta de vitaminas, la anemia y el cáncer de colon; son algunas de las consecuencias que puede generar el consumo frecuente de cualquier tipo de comida chatarra.

Igualmente, los refrescos o bebidas gaseosas pueden causar, por sí solos, obesidad, caries, triglicéridos altos, problemas gástricos, disminución del calcio, insomnio e hiperactividad en niños.

En vista del perjuicio que ocasiona a la salud el consumo excesivo de comida chatarra, se recomienda:

  • No utilizarla como premio para los niños.

  • Controlar la frecuencia de consumo, y el día en que se ingiera, complementarla con alimentos preparados en casa.

  • Exigir a los establecimientos el valor nutricional y calórico de los alimentos que ofrecen.

  • Hacer hincapié en la educación nutricional: promover los hábitos alimentarios adecuados, así como la selección adecuada de alimentos y alertar sobre los riesgos para la salud de la comida chatarra.


La información ofrecida en esta sección no sustituye a la consulta con un especialista, ya que de acuerdo con las características particulares de cada individuo, se le podría indicar recomendaciones diferentes a las generales aquí señaladas.

  • Dra. Olga Figueroa de Quintero Por: Dra. Olga Figueroa de Quintero
    Jefe de la Cátedra de Clínica Pediátrica y Puericultura de la Escuela de Medicina José María Vargas
  • Publicado: 2014-03-05
  • Fuente: Dra. Olga Figueroa de Quintero

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