El rendimiento del niño en el colegio se mide generalmente por las notas que obtiene. Cuando no logra alcanzar el nivel esperado para su edad y su grupo, aparecen las preocupaciones en la familia. Lo más frecuente es que ocurra alguna situación relacionada con dificultades del aprendizaje.

Es importante comenzar a descartar causas orgánicas, como problemas de vista, audición, tartamudez e incluso obesidad. Otros casos se relacionan con problemas intelectuales e incluso de estímulo familiar. Es recomendable que se consulte al pediatra inmediatamente para buscar las causas.

Se debe evaluar si existen situaciones irregulares en el hogar como violencia, divorcios o nuevas parejas, abuso sexual, alcoholismo, entre otros, que puedan distorsionar la concentración del niño en sus deberes. Los padres son un factor de peso en la seguridad y el apoyo que él pueda sentir, pero también situaciones de disciplina extrema o exigencias muy altas producen frustraciones.

También el ambiente escolar debe ser evaluado en búsqueda de otros niños que sigan conductas de acoso en grupos a niños más indefensos. Es una forma de maltrato que produce terror y hace que el niño no quiera asistir al colegio.