El recién nacido es el niño menor de 30 días. Durante este periodo, los niños deben estar lo más cerca posible de sus madres, ya que dependen de ellas para su alimentación y cuidados diarios.

Las experiencias durante el embarazo, el parto y los momentos inmediatos al nacimiento, pueden tener relación con el futuro de su desarrollo. Es por ello, que se recomienda a las madres cumplir rigurosamente con los controles prenatales durante el embarazo, programar las acciones a tomar cuando se acerca el momento del parto y la posibilidad de acompañamiento del padre a la madre el mayor tiempo posible, hasta el nacimiento y en este primer mes de vida, en el que se suceden cambios importantes en la dinámica familiar, sobretodo si es el primer hijo.

Después del parto o cesárea, un recién nacido normal, luce activo cuando está despierto, abre sus ojos, sigue la luz y los sonidos, bosteza, hace muecas, tiene hipo, emite sonidos y llora para avisar “que existe”.

La piel es suave y delicada, a veces presenta algunas lesiones benignas propias de su edad y que desaparecen espontáneamente como el milium o las manchas melánicas. Puede aparecer coloración violácea o cianosis por frío o rosada como una erupción, la cual es llamada “eritema tóxico” y es totalmente benigna.

La cabeza es redonda y se palpa la fontanela anterior o “mollera” como una zona blanda. El cuello es corto, el tronco tiene aspecto globoso por el abdomen y los brazos y piernas son cortos. Los ojos son pequeños y con pocas lágrimas, el puente nasal es ancho y en la boca no hay dientes.

El peso al nacer oscila entre 2,5 y 3,5 Kg y la talla cerca de los 50cm. Durante el primer mes aumentan entre 600 y 900 gr y crecen aproximadamente entre 3 y 4 cm. La respiración y el pulso son rápidos.

La actividad del recién nacido es llevada por los reflejos propios de esta edad. No sostiene la cabeza aunque es capaz de levantarla un poco si está acostado boca abajo.

Tiene sus manos cerradas por el reflejo de prensión. Sigue los objetos si se colocan en la línea media, mira a su alrededor y deja de llorar si se acerca alguien a hablarle o escucha sonidos. “El reflejo de Moro” es el que parece un sobresalto, cuando el ruido es fuerte.

Todos los recién nacidos deben alimentarse con leche materna exclusivamente y hasta los 6 meses de edad. Es el alimento ideal, el método más práctico y natural para la crianza del niño, que además fomenta el apego entre madre e hijo.

Ante la sospecha de alguna enfermedad en el recién nacido, debe consultarse inmediatamente al pediatra, ya que a esta edad no hay tiempo que perder. Algunas alertas pueden ser: llanto continuo incontrolable, fiebre o temperatura baja, falta de apetito, vómitos, diarrea, dificultad para respirar o cambios de la coloración de la piel.