El acné es una enfermedad inflamatoria de la piel que involucra a los folículos pilosos y a sus glándulas sebáceas, producida por una infección bacteriana causada por el Propionibacterium acnes. Aparece durante la adolescencia y puede ser traumático para los jóvenes que lo padecen por motivos sociales y de estética personal.

Es autolimitado y lo importante es consultar a tiempo para su tratamiento y para la prevención de las complicaciones. La higiene de la piel es importante además del tratamiento que se indique. Las lesiones no deben manipularse ni pellizcarse ya que se van a producir cicatrices permanentes, tampoco se aconseja hacer “limpiezas de cutis o peelings”.

No se ha demostrado ninguna relación con los alimentos que se consumen, tal como se cree popularmente con el chocolate por ejemplo.Existen varios tipos de presentación del acné de acuerdo con sus complicaciones: el acné comedoniano, el papular pustuloso leve, moderado o grave y el que se presenta con nódulos o quistes graves y resistentes.

En la consulta médica con el dermatólogo se hacen los exámenes de la piel y él es el encargado de indicar el tratamiento adecuado para cada caso. No se recomienda utilizar jabones ni cremas automedicados o por “consejo de un amigo”, ya que no se sabe si su efecto pueda ser contrario.